El síndrome de Diógenes digital
Tomado de http://blogs.lne.es/nuevastecnologias/2009/05/23/el-sindrome-de-diogenes-digital/
Por Rubén Sánchez Antuña
El síndrome de Diógenes es un trastorno del comportamiento caracterizado por un total aislamiento social voluntario, que se traduce en una reclusión en el propio hogar y un abandono de la higiene. Las personas que lo sufren pueden llegar a acumular grandes cantidades de basura y desperdicios en sus domicilios, viviendo en condiciones que rozan la pobreza extrema (pese a que en algunos casos se puede llegar a tratar de personas con un alto nivel adquisitivo). Esta conducta fue bautizada con este nombre en referencia a Diógenes de Sínope, un filósofo de la época de Aristóteles, famoso por preconizar un modo de vida austero y renunciar a todo tipo de comodidades.Hoy en día ya se empieza a hablar del síndrome de Diógenes digital para referirse a un “defecto psicológico” que afecta a la voluntad de las personas, obligándoles a guardar cualquier contenido de música, vídeo y multimedia en general, que se encuentra en Internet. Quien esté libre de pecado que tire la primera piedra. A casi todos nos cuesta borrar información de nuestro ordenador, aún siendo conscientes de que es inservible. Sin embargo, la mantenemos “por si acaso” en un futuro la necesitamos.
En principio, un disco duro de 250 GB debiera ser teóricamente suficiente para almacenar todos los archivos necesarios. Pero, hay que ser realistas, actualmente, no son nada. Desde el momento en el que se picotea por primera vez en las redes P2P y se empieza, por ejemplo, a bajar discografías completas en archivos comprimidos, en lugar de únicamente la canción que nos gusta, justo a partir de entonces el disco duro de nuestro equipo se queda pequeñísimo.
Lo curioso, desde mi punto de vista, es cuando tras unos años de continua descarga, en la que ya se han acumulado todas las películas, todas las series y todas las discografías, entonces el internauta baja contenidos sin tener muy claro el porqué, sin ningún criterio y sólo por el placer de almacenar y conservar “algo”, sin ni siquiera llegar a escuchar las canciones o ver las películas que se descargan. Se entra entonces en un bucle de descargar por descargar, para luego no hacer nada con los contenidos y simplemente tenerlos en discos duros externos llenos hasta reventar.
Hasta no hace mucho, toda nuestra información hubiera entrado en un CD de 700 MB e incluso nos hubiera sobrado espacio. Y pensar que Bill Gates dijo en el año 1981 aquello de “640 Kb de memoria serán suficiente para todo el mundo”.
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